domingo, 4 de marzo de 2012


Bueno,  hice algunos cambios para que la buena transformación se realice:

PRIMERO:  actualicé mis libros de belleza. Con esto me refiero a que los puse al alcance de la mano (literalmente) ya que estaban por allí, como escondidos entre medio de otros libros. Así que ahora están en una estante al lado de mi escritorio. Y me propuse poner en práctica el conocimiento.  (Incluyo una fotografía de Sophía Loren pues tengo un libro escrito por ella, y el es primero que comencé a releer con la idea de aplicar algunos consejos)

SEGUNDO: Comencé a usar una pequeña pero eficaz máquinita de electrólisis para sacar los vellos (no bellos) que están "mal ubicados", por decirlo de alguna forma.
La dichosa maquina es muy buena pero no la usaba porque no me alcanzaba la paciencia para  contar los 20 segundos que lleva esperar a que la electricidad destruya el bulbo o raíz del pelo elegido.
Pero como lo primero que me horrorizó fue el estado "piloso", decidí tomar el tema en serio y la estoy utilizando.
Eso sí , renuncié a mis pretensiones de super organizar registrando cuáles y cuántos  vellos trato por vez, y directamente lo hago. Es decir, pasé finalmente de la planificación (en la que soy muy buena) a la acción (que al fin y al cabo es la que mostrará los resultados) .
Único criterio:  todo vello facial que no deba estar donde está, es tratado con la máquina.
Y listo.

En cuanto a la piel,  mascarilla.
Hace tanto que no me tomaba los 20 minutos necesarios para usar una!
y como tiene que suceder, la piel quedó radiante y fresca. Y al pasar luego una crema se "desincrustaron" sin esfuerzo algunos comedones (que nombre que siempre me resultó repugnante, pero bueno)

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